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Recuérdame, Coco, recuérdame

Coco es la película de Disney Pixar más reciente que por su conmovedora historia, sus personajes y sobre todo, el homenaje a la tradición del “Día de muertos”, ha arrasado con mucha fuerza desde su esperado estreno y ha robado el corazón de chicos y grandes desde su llegada a la pantalla grande.

La casa de estudios nos presenta la historia de Miguel, un niño que vive en una familia que generación tras generación se ha dedicado a la elaboración de zapatos, y que por circunstancias del pasado y sentimientos no superados, generación tras generación también han heredado el rechazo a la música. El único que no comparte esta idea es Miguel, ya que sueña con ser como su mayor ídolo musical: Ernesto de la Cruz. El deseo de cantar y tocar la guitarra le hará emprender un viaje bastante peculiar y tendrá que regresar antes de que culmine el Día de Muertos en Santa Cecilia.

Sin embargo, a lo largo de la historia descubriremos que el verdadero problema cuya salvación está en las manos de nuestro pequeño protagonista es impedir que la abuela Coco olvide a su padre. De esta manera, podríamos decir que Coco es una película que nos hace reflexionar sobre la conservación de las tradiciones.


Algo que debo reconocer de Coco es que es una película excelentemente documentada, ya que desde el inicio observamos elementos característicos de la cultura mexicana y el folklore que podemos encontrar en las pequeñas comunidades donde nuestras tradiciones se expresan y se conservan en su máximo esplendor. Los monumentales altares de muertos donde se coloca pan, fruta, cazuelitas de barro con riquísimos guisos, calaveritas de azúcar, veladoras, fotografías de quienes ya no están con nosotros y flores de cempasúchil por doquier; el panteón iluminado por el resplandor de los cirios e inundado de personas que visitan a sus seres queridos; los colores representados en papel picado, piñatas y alebrijes.

Parte de su éxito se debe a los personajes, pues además de ser únicos, logran conectar con el público de manera íntima, y esto lo observamos desde las abuelitas que te dan de comer hasta reventar, la calidez del hogar y de la familia, el pan de muerto y los tamales, el reflejo que hay en ellos de la cultura popular y principalmente, hablarle a lo más pequeños de la familia sobre la importancia de hacer nuestra ofrenda para quienes ya no están con nosotros pero que ocupan un lugar muy especial en nuestro corazón.

Y a quién no se le salieron las lágrimas al escuchar a Miguel cantándole a Mamá Coco “Recuérdame”, tema interpretado por Luis Ángel Jaramillo en tal nostálgica escena. El resto del soundtrack es interpretado por otros talentos mexicanos como Marco Antonio Solís, Gael García Bernal, Angélica Vale, Carlos Rivera y Natalia Lafourcade.


Más que la historia de Miguel por encontrar a su tatarabuelo y recibir su bendición, Coco es emoción pura que llega porque, como lo mencioné al inicio de esta publicación, es un homenaje a una de las tradiciones más importantes de México y de alguna manera refuerza nuestra identidad, brinda la oportunidad de poner en alto la riqueza cultural y expone al resto del mundo el significado de estas fechas.



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